domingo, 1 de julio de 2007

Hoy un juramento, mañana una traición...

...triunfos de la selección peruana, flores de un día son...

Perú 0 - Venezuela 2

Ni modo, la gitanería está instalada como una garrapata irremediable en el corazón del fútbol peruano. Y el masoquismo y la ilusa candidez también está enquistada en la mayoría de los seguidores de nuestra selección, me incluyo. Solamente así se explica como se pasa del cielo al infierno de martes a sábado, y cómo tras haber vuelto a entusiasmarnos con el 3-0 ante Uruguay, hoy nuevamente volvemos al escepticismo propio de las derrotas del pasado reciente.

No se si da más bronca la derrota en sí, la decepción por la expectativa creada, o que la derrota haya sido ante un equipo como el venezolano, débil, limitado y mediocre, lo que obviamente no habla nada bien de la selección peruana tampoco. Lo cierto es que el equipo no funcionó, partido como se veía entre el bloque defensivo y los tres mosqueteros de arriba, esta vez aislados del resto del equipo y aislados entre ellos mismos, abandonados a la suerte de alguna individualidad que nunca llegó a concretarse más allá del par de oportunidades que tuvo Guerrero, y del penal no cobrado a Pizarro, que mantiene una regularidad asombrosa en su labor como delantero de la selección: no convierte nunca con la blanquirroja.

Fue un partido flojito, malo como espectáculo. Claro está, para los venezolanos debe haber sido una jornada epopéyica... tenía que ser justo Perú el que diera lugar al segundo -sí, apenas el segundo- triunfo de los vinotinto en su historia de Copa América. La distinción de ser los únicos derrotados por el equipo de un país donde el béisbol es el deporte rey, la compartimos con Bolivia, la selección más débil del continente desde hace tiempo, digamos que desde que Venezuela decidió dejar de ser la cenicienta.

Esta vez no hubo individualidades que destacar. Si hasta el cholo Acasiete se contagió de imprecisiones, Paolo luchó sólo contra el mundo pero con suerte esquiva en la definición y el propio Mariño amagó más de lo que concretó. Encima esta vez los cambios no dieron el fruto del partido pasado. Mendoza es Mendoza y no se le puede pedir nada más y Cachete Zuñiga entró, pero creo que con las justas lo ví tocar la pelota un par de veces cuando mucho. Cuando después del primer gol, Perú intento reaccionar, el par de intentos del tridente ofensivo, dejo translucir que la defensa venezolana era una invitación al ataque -Bolivia ya lo demostró-, pero no hubo caso. Todo se diluyó en imprecisiones y buenas intenciones concluidas en malas definiciones.

Y es que Perú volvió a jugar como Perú. Y en consecuencia uno volvió a sufrir y a amargarse, como todo buen seguidor de la selección suele sufrir y amargarse, al menos desde hace más de 25 años, cuando aquella generación dorada de los Cueto, Cubillas y Velásquez comenzó a decir adiós y dio paso a frustraciones a granel.

Ahora viene Bolivia. Perú clasifica a la siguiente ronda con el empate. Pero así como luego del partido con Uruguay uno soñaba con comerse vivo a los que venían, ahora luego de la derrota son más dudas que certezas las que surgen ante un partido en el que los muchachos bolivianos se juegan también su clasificación, porque si nos ganan, los que clasifican serían ellos. Uno ya no sabe que pensar, básicamente porque uno no sabe que Perú esperar. El Perú tan poco usual como el que jugó contra Uruguay. El Perú que juega como Perú que vimos esta noche. O un nuevo Perú que para bien o para mal reafirme esa lamentable sensación que de Perú uno puede esperar cualquier cosa y que en consecuencia, allí donde hoy hubo una traición, el martes pueda haber un nuevo juramento, para que otra vez vuelva uno irremediablemente necio a ilusionarse con tiempos mejores que nos permitan rebatir aquello que todo tiempo pasado fue mejor.

Esperaremos pues con la incertidumbre que sugiere la razón y con la esperanza que se niega a abandonar el corazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

buen analisis de la selección pequeñotov, hay un divorcio entre la defensa y los atacantes, no existe medio campo y Bazalar solo con sus 40 años a cuesta no puede con el trajin de jugar cada 72 horas, te imaginas a bazalar marcando solo a messi, crespo y compañia, mejor ni te lo imagines.

Yo creo que deberia volver al 4-4-2 bajar a pizarro a la media cancha como lo viene haciendo en la practica desde la eliminatoria pasada - la gente lo critica de que no mete goles pero no se dan cuenta que el tiene que bajar hasta su area y fabricar el mismo jugadas ofensivas - conjuntamente con mariño. Los laterales que tenemos no sirven para un esquema ofensivo asi que habria que probar a herrera de marcador en lugar de galliquio y sbir a uno de los centrales para que ayude a bazalar.