miércoles, 12 de septiembre de 2012

Cuando jugar bien y merecer ganar no es suficiente

Zambrano celebra y el Perú con él
Foto - Reuters
Si antes del partido ofrecían a los peruanos firmar un 1-1, por lo menos se hubiera pensado. Implicaba sumar un punto ante Argentina, líder de las Eliminatorias, con Lionel Messi en plenitud, jugando sin Paolo Guerrero ni Juan Manuel Vargas, ambos lesionados. No pintaba como un mal negocio. Al final del partido, con el resultado puesto, la sensación es agridulce: Perú dominó ampliamente el partido, jugó bien colectivamente y tuvo individualidades muy rescatables, largamente mereció ganar ante uno de los equipos argentinos más mediocres que han visitado Lima ... pero apenas empató.

A diferencia del viernes hoy hubo equipo. Buen planteamiento de Markarian y mucha concentración y entrega de casi todos los jugadores peruanos durante la mayor parte del partido. En la defensa notables actuaciones de Rodriguez -otra vez-, de Advíncula, sobre el que habían numerosas dudas y buena labor de Zambrano -enorme en el gol peruano, superado en el gol visitante-. Yotún generoso en el despliegue aunque dejando su espalda descubierta en más de una oportunidad, una de las cuáles terminó en el gol del empate argentino.

En el medio campo estuvieron los desempeños superlativos. Mucha clase del zurdo Cruzado, incisivos, peligrosos y guapos en el encare Ramírez y Carrillo -lástima que el parante le negó un golazo-, y abnegado en su labor de perro de presa Lobatón en el tiempo que estuvo en el campo. Si Argentina se vió pálida y pobre, bien pudo deberse a errores propios, pero también porque el planteamiento peruano anuló cualquier intento argentino, limitándolo a tímidos intentos de aprovechar las espaldas de los defensores. Ese mérito fue de Perú sin necesidad de marcas personales, sino dándole validez a una premisa básica del fútbol: si un equipo controla el balón y mantiene la posesión, poco podrá hacer el equipo rival.

Arriba Jefferson Farfán nuevamente se lució y tuvo a mal traer todo el partido a su marcador Rojo, uno de los jugadores más flojos de Argentina -¿no hay mejores marcadores en dicho país?-. De hecho, en la primera jugada del partido provocó un penal que lamentablemente desaprovechó Claudio Pizarro. Pizarro, Claudio, capitán... que decir del número 14 de Perú, sin caer en las pasiones encontradas que despierta. Pues que falló un penal que pudo ser el del triunfo peruano y que más allá de su entrega jugó de regular para abajo, una vez más. El poco crédito que tiene en la hinchada peruana debe haber llegado a su punto más bajo en una noche en la que pudo ser el héroe y una vez más terminó siendo el villano.

¿Argentina? una sombra. ¿Messi? inexistente. Apenas las luces de Romero tapando el penal y de Higuaín letal para aprovechar la primera ocasión que tuvo y marcar el gol del empate. Poco o nada que destacar. Equipo grande al fin, le bastó con aprovechar la primera ocasión que tuvo para llevarse un punto inmerecido, pero punto al fin.

Perú sigue en el septimo puesto y culminará la primera ronda en ese lugar aún ganándole a Bolivia de visita. Está a cinco puntos de Uruguay y Chile que están en cuarto y quinto lugar y a cuatro de Venezuela que descansará la última fecha de partidos de ida. Se han perdido 5 puntos de local y no se ha ganado un sólo punto en tres partidos de visitante. Los resultados de esta fecha ayudaron poco a su causa de acercarse a los puestos de clasificación y se ve en la obligación de no perder más puntos de local y tratar de rescatar puntos de visita, empezando en el país del altiplano. Se puede decir que conviene que Argentina le gane a Uruguay, que Paraguay le robe algún punto a Colombia o que Ecuador y Chile se resten entre ellos, pero de nada servirán esos resultados si Perú no obtiene seis o por lo menos cuatro puntos en su doble visita a La Paz y Asunción en la próxima jornada doble de Eliminatorias.

Este partido con Argentina puede ser el espejo en el cual verse en el futuro. Jugando así habrá más posibilidad de obtener resultados positivos, que jugando como el viernes, donde las individualidades fueron más claves que el rendimiento en equipo. Markarían tiene tiempo para planificar dos partidos donde además de los rivales, la altura, las lesiones -preocupa lo de Guerrero-, y las suspensiones, conllevan desde ya, retos a ser superados. Veremos entonces si Perú vuelve a jugar bien, y además de merecerlo, logra los triunfos que necesita con carácter de urgencia. El juego mejora, pero las fechas se van agotando.





sábado, 8 de septiembre de 2012

A falta de equipo, buenas son individualidades: siempre viene bien una alegría

Jefferson "La Foquita" Farfán, el jugador del partido
Otra vez la misma historia. Le llegan una sola vez a Perú y gol en contra. El colofón del primer tiempo no podía ser peor. Perú había jugado a poco y nada en un interminable bostezo de más de cuarenta minutos. Nuevamente la sensación de estar librados a lo que depare la inspiración de las individualidades antes que a un planteamiento colectivo. O el mismo no existió o fue muy malo en esa primera etapa. Dio la impresión que la orden era poner a Vargas, Farfán, Guerrero y Pizarro y llenar de centros el área rival, en la misma proporción en la que el mediocampo quedaba despoblado. Y encima el gol. Distracción defensiva, tiro libre repetido, obsequio de Fernández, ir al descanso con la fustración propia de vivir la "historia de siempre".

A falta de equipo, individualidades. El segundo tiempo fue atípico, ajeno a lo que siempre suele ocurrir con Perú. Se necesitaba un gol temprano; pues venga Ramírez con el pase y Farfán con la definición precisa por debajo del arquero rival. Sería ideal aprovechar el momento y pasar adelante; pues aparezca Cruzado con un pase de otro partido para que Farfán aguante y defina como si estuviera en Gelsenkirchen ante un Vegas que generoso, devolvió la cortesía de Fernández y le dejó el arco abierto para la definición implacable. Si de bonus track el equipo rival se desespera y se queda con diez jugadores, ya tenemos una noche que pintaba fatal y se fue dando vuelta para dejar de ser "la historia de siempre".

Es la noche de la Foquita que dedica el triunfo a su familia y a los que "no creen en mí ni en la selección". La noche del esfuerzo pundonoroso de Yotún, Vargas y de Pizarro, más allá que intercalen aciertos con desaciertos. La noche donde el Guerrero de siempre descubrió que en un sólo pie las ganas no bastan. Donde Rodríguez quiso dejar constancia que puede rendir aunque no esté jugando, y donde Cruzado y Carrillo jugaron sin que les pese la camiseta -que cerca estuviste con ese cabezazo André-. La noche donde Perú dio vuelta a un partido complicado porque sus jugadores nunca dejaron de luchar, pero donde el funcionamiento como equipo siguió siendo una materia pendiente.

Con Venezuela -equipo con un técnico y algunos jugadores que antes de los partidos hablan como si tuvieran el pedigree futbolístico de Brasil- alcanzó el esfuerzo individual. Con Argentina habrá que aplicarse en lo colectivo y en evitar desatenciones como la que originó el gol venezolano. La lógica y la razón sugieren que Argentina, primero de las Eliminatorias con Messi a la cabeza, es el favorito para el partido que viene. El corazón, necio y testarudo que no sabe de razones, insiste en alojar un resquicio de esperanza para seguir sumando.  El martes lo sabremos.