lunes, 2 de julio de 2012

Histórica España

España campeona de la Eurocopa 2012
Foto: Reuters
Es tiempo de La Roja. La final de la Eurocopa 2012 en Ucrania, fue la ratificación que España, bicampeona de las últimas dos competiciones europeas de selecciones y actual campeona del mundo es, sin lugar a dudas, la dueña y señora del fútbol mundial. Fiel al estilo que ha venido desarrollando durante el último lustro, la selección dirigida por Vicente del Bosque, venció con contundencia a Italia por 4-0 y se convirtió de esta forma en el primer combinado nacional en alcanzar de forma consecutiva el triplete mencionado, en un logro inédito que testimonia la grandeza de este momento del seleccionado español y de la actual generación de jugadores que la componen.

Atrás han quedado aquellas épocas donde el equipo español acumulaba frustración tras frustración a lo largo de competiciones internacionales, por la razón que fuera: bien podían ser controvertidas decisiones arbitrales, como la que relata la historia de la "batalla de Florencia" en 1934, o la que se consumó en aquellos cuartos de final del Mundial del 2002 ante Corea del Sur; o actuaciones decepcionantes como la del Mundial de 1982 como locales o la de Francia 1998; sin olvidar los fatídicos penales que los dejaron fuera en México 86 o en la Eurocopa del 96 y aquellos hechos desgraciados que se recordaban una y otra vez, como “el gol que no fue” de Cardeñosa en Argentina 78, el error de Arconada en la final de la Eurocopa del 84 o el codazo de Tassotti a Luis Enrique en el Mundial de 1994. 

El presente es distinto. Luis Aragonés primero y Del Bosque en la actualidad han sabido gestionar una generación de jugadores que con Iker Casillas y Xavi Hernández como puntos de referencia desde su condición de campeones mundiales juveniles en Nigeria 1999, han sabido vencer fantasmas –súmese a la lista aquél que decía que no podían ganarle a Francia y a Italia- y convertirse en un equipo admirado a nivel mundial por su estilo, en el cual, pasan jugadores, se integran otros, pero se mantiene una filosofía que no solamente obtiene elogios, sino además resultados y que, inclusive, se ha vuelto referencia de equipos como Alemania e Italia, que hoy desarrollan sus propias versiones de un estilo de juego "a la española".

Iker Casillas y Xavi Hernández con un trofeo más en su palmarés
Foto: Reuters
Cómo si no bastara con lo estrictamente futbolístico, resultan campeones simpáticos los de este plantel. Aún aquellos a quienes su juego les aburre o sencillamente no les convence, no pueden evitar reconocer gestos como los de Casillas consolando a cada uno de los italianos antes de unirse a la celebración de sus compañeros, o el plantel completo haciendo un pasillo al equipo subcampeón al subir estos a recoger sus medallas. Ahí esta el recuerdo permanente a compañeros fallecidos de forma súbita, o la celebración con sus niños a pie de campo, mostrando el lado humano de los que hoy por hoy son los héroes deportivos de una España agobiada en el presente por la crisis económica. Ahí queda el testimonio de las declaraciones y conferencias de prensa durante todo este torneo: ninguna palabra desubicada, cero desdén hacia rival alguno, ninguna declaración altisonante; siempre la prudencia, el respeto y la humildad que irradia desde la cabeza misma del plantel, el tan sencillo como exitoso Vicente del Bosque.

Mención aparte para Del Bosque. Discreto y respetuoso, ha sabido aguantar críticas de todo tipo y a la hora de los reconocimientos por sus triunfos -es el único entrenador campeón de Mundial, Eurocopa y Champions-  repite una y otra vez que ha sido afortunado en caer en el momento justo en equipos con planteles estupendos. Como si se pudiera obviar que supo gestionar la transición tras la salida de Aragonés, siendo inteligente en tocar sólo lo indispensable; que supo manejar grupos bajando decibeles a roces como los surgidos en los últimos tiempos entre jugadores del Barcelona y el Real Madrid; o que acertó al momento de confiar en jugadores como Busquets hace par de años o Jordi Alba en la actualidad, en su momento discutidos, hoy titulares y campeones. Seleccionador de gestión exitosa y comportamiento ejemplar, eso es Del Bosque.

El 2014 España irá por otro logro inédito. En su camino, además de los equipos europeos buscando revancha, estará un Brasil que querrá ganar a toda costa el Mundial que están organizando y cerrar de alguna forma la herida del Maracanazo infringida por Obdulio Varela, Pepe Schiaffino, Alcides Ghiggia y compañia. También estará Lionel Messi, y su búsqueda de un campeonato mundial con su país. No la tendrá fácil el actual campeón, pero la base de este equipos será la misma, lo que sin duda invitará a España seguir soñando, más aún teniendo en cuenta que detrás vienen pidiendo terreno los De Gea, Muniaín, Ander, Adrián, Montoya, Thiago, entre otros que junto a Javi Martínez y Juan Mata, son parte de una nueva generación que ya se llevó la Eurocopa Sub-21 el año pasado y que en breve afrontará los Juegos Olímpicos de Londres.

A lo largo de la historia del fútbol han existido grandes selecciones, conforme consta en los relatos de quienes los vieron en su momento, en los testimonios audiovisuales existentes o en la experiencia propia de quienes acudimos al presente futbolístico. Campeones sin corona a nivel mundial como el ballet húngaro del 54, la Holanda del fútbol total del 74 o aquellos Brasil y Francia de los mundiales del 82 y el 86; Equipos recompensados con el triunfo final como el Brasil del 58 y el 70, la Holanda de la Eurocopa 88 o la Francia de final del siglo pasado. Este seleccionado español, el de Xavi e Iniesta, dos jugadores que son el fútbol mismo, de los mejores que han pisado jamás un terreno de juego, éste flamante tricampéon, se une sin discusión a los grandes de todos los tiempos, con merecimiento y reconocimiento pleno.

P.D. Aplauso obligado a Cesare Prandelli y su Italia. Más allá del primer tiempo de Portugal, fue el único equipo que encaró a esta España de galones de tú a tú en los dos partidos en la que la enfrentó. Le sacó un empate la primera vez, y durante 60 minutos permitió que disfrutemos una final apasionante, con alternativas en el desarrollo del juego y ocasiones en ambos arcos. Cuando se quedó con diez jugadores tras la lesión de Thiago Motta, tuvo la nobleza de culminar el partido sin ensuciarlo con violencia y honrar con su presencia al triunfador en la premiación final. La tristeza y las lágrimas de sus jugadores, entre ellos el genial Andrea Pirlo, mostraron la verguenza deportiva de un equipo al que Prandelli está guiando por el sendero correcto.

Gracias a Italia y a España. Gracias al fútbol, que sólo es fútbol ciertamente, pero apasionante y hermoso cómo sólo él puede serlo.


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