El dolor
Se levantó como todos los días de partido. Bromeó como siempre con los compañeros, que ya lo tenían como un líder referente del equipo. Saludó a la hinchada que desde un gol al Schalke04 lo tenía como uno de sus preferidos. Hizo la calistenia de rigor y salió al terreno de su querido Sánchez Pizjuán, donde se saludó con los rivales, dentro de los cuáles, por esas paradojas de la vida, esa noche del sábado 25 estaba su mejor amigo.
A los treinta minutos del disputado partido sintió un dolor en el pecho, se puso de cuclillas y se desvaneció. No debe haberse percatado que gracias a dos de sus compañeros, uno de los cuáles le puso la mano en la boca para evitar que se atragante con su propia lengua, y a la rápida atención de los médicos de su equipo, es que de un momento a otro se reincorporó medio aturdido. "P.... madre" fue lo primero que dijo al abrir lo ojos. Que susto más grande aquel, pero ya estaba recuperado, listo para jugar. La bronca que le agarró cuando vió que de todas formas el cambio estaba hecho, y los médicos se lo llevaron por precaución al vestuario. Quería seguir jugando. Pero allí se fue, bañado por los aplausos de su hinchada, a la que el color le iba volviendo al rostro luego del feo momento que habían vivido. Pero ahí estaba el jugador querido, saliendo del terreno por su propio pie, recuperado, sin duda, joder.
En el vestuario volvió a sentir el maldito dolor. Esta vez más fuerte. Pensó en su hijo, el que nacerá dentro de un mes y en su mujer tan cerca de ese momento tan esperado por ellos. Pensó en su madre, que estaba en el estadio alentándolo como siempre. Pensó en su familia, en sus planes, sus ilusiones, en todo ese hermoso futuro que sus veintidós años le permitían vislumbrar... y luego no pudo seguir pensando. Se fue quedando dormido para nunca despertar...
Antonio Puerta, 22 años, jugador del Sevilla y de la selección española de fútbol, falleció ayer 28 de agosto tras tres días de agonía luego de desvanecerse en el partido de primera fecha de La Liga contra el Getafe. Más que un jugador de fútbol, murió un muchacho lleno de vida, en una de esas situaciones que simplemente no tienen explicación. El fútbol, como la vida, no está exento del dolor.
La solidaridad
Juanito es fanático hasta la muerte del Betis de Sevilla y no se banca ni a palos a su vecino, Manolo, tan fanático del fútbol como él, pero del Sevilla, el archirrival del Betis. Eran amigos, pero la relación se ha resquebrajado porque la rivalidad deportiva ha derivado en discusiones agrias y amenazas de golpizas al por mayor. Ya casi ni se hablan.
Pero Juanito ha visto llorando a Manolo luego del mediodía y dejando de lado broncas y rivalidades, se le ha acercado y tras saber el motivo de su llanto, ha unido sus lágrimas a las de él. De repente Sevilla, una ciudad dividida por una pasión futbolera llevada al extremo, se une por el dolor que causa la muerte de Antonio Puerta, sí, jugador del Sevilla, pero orgullo de toda la ciudad, 'un chaval' al que todos querían. Y entonces se da lo impensado. La solidaridad y las escenas que el fútbol no suele regalar. Beticos y sevillistas unidos cantando, aplaudiéndose, consolándose, sosteniéndose. Cómo Juanito y Manolo. Que mañana más tarde volverán a decirse la madre cuándo se juegue el clásico, sí, ambos lo saben. Pero que ante el dolor la solidaridad surge como consecuencia directa y que circunstancias como estas, dejan en claro que las rivalidades fútboleras nunca deben pasar de lo anecdótico y de lo que se suele llamar folcklore deportivo. El fútbol, como la vida, tiene también situaciones en donde se exagera lo irrelevante y desgracias en donde la solidaridad conmueve.
La alegría
... Tengo que tapar un penal. Primero porque tengo que subsanar de alguna forma la macana que hice en el gol del rival. Luego porque si tapo aunque sea uno, estoy seguro que los muchachos no fallarán. Ahi viene el primero. Santa Rosita de Lima, mañana es tu día, ayudame a tapar cuando menos uno y si es este mejor. Me la voy a jugar para un lado. ¿Derecha? ¿Izquierda? Hummmm, me voy a la izquierda. Vamos.... Santa Rosita no me falles....bue...pito el arbitro, ahí viene... eso!!! bien carajo!!! Vamos Perú!!!
... Bueno, es el quinto penal, si la meto clasificamos... ¿oíste? clasificamos 'ueón'. ¿Cuantas veces has pateado un penal? Papayita cuñao, papayita. Tú tranquilo, patea fuerte y listo. No pienses en otra cosa que no sea meter el penal, olvidate de todo, patea y luego sí, piensas, dedicas y celebras...ahora sólo concéntrate y patea...eso...tranquilo loco...chequea al árbitro, ok, ya pito, es hora, Vamos... ¡Goooooooooooollllll! ¡Gooooooooooooooollll carajo!!!!! ahora sí, es tiempo de celebrar, es tiempo de dedicar, para la familia, para la gente de Pisco que tanto sufre y tanto celebra ahora, para todo el Perú, que emoción hermano, que alegría más grande...
Eder Hermoza, arquero de la selección sub-17 de fútbol del Perú atajó el primer penal del partido por octavos de final del mundial de dicha categoría contra Kayijistán. Irven Avila, fue el encargado de patear el quinto penal peruano luego que sus compañeros anotaron los cuatro previos, y tras anotarlo, regaló una enorme alegría a todos los peruanos, en el territorio de nuestro país, y también a los que estamos lejos del suelo patrio, aunque tenemos el corazón atado sin remedio al país y a todo lo que tenga que ver con él. ¡Gracias muchachos! ¡Gracias Jotitas! y ahora a ganarle a Ghana que se puede, claro que se puede... y es que el fútbol, como la vida, tiene alegría...enormes alegrías.
Bonus track
Boca Juniors le ganó 3-2 a Independiente. El fútbol, como la vida, también permite apreciar que perro que ladra no muerde, y que en la cancha se ven las cosas. Y que donde manda capitán, no manda marinero. Gracias Boquita por poner las cosas en su lugar.
(Fotos disponibles en www.marca.com / www.rpp.com.pe y www.ole.com.ar )
2 comentarios:
Pedro, no soy un seguidor de fútbol, excepto cuando llega el Mundial, pero es realmente lamentable y triste esta noticia del fallecimiento del joven Antonio Puerta. Lo cual me hizo recordar el fallecimiento en el año 1994 en Imola, Italia, en plena competencia y en su apogeo, del gran Ayrton Senna. Como lloró Brasil y muchos otros en el mundo entero. Luego, la impresionante despedida que le brindó su patria y la dedicatoria de la copa mundial de fútbol de 1994 por parte de la selección brasileña a Senna.
Yo era un seguidor constante del la F1 y empujaba por Senna. Después de su fallecimiento y a pesar del reinado de “Schumi”, perdí gran parte de mi entusiasmo y ya no sigo la F1 como antes.
Abrazos.
yo por el contrario era muy poco fanatico de senna, le iba a prost, a mansell, a cualquier otro...
pero luego de su muerte fui tomando consciencia de la trascendencia de senna y de lo que se perdió la f1 con su pronta partida.
un abrazo yel, gracias por escribir
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