Me gusta escribir. Me gustan los deportes. No. No me gustan los deportes. Me apasionan los deportes. Jugarlos y verlos, aunque los vea más de lo que juego. No pretendo tener la verdad, sólo mi afición, mi pasión y mi opinión. Aquí expreso la misma, simplemente por darme el gusto de hacerlo.
domingo, 28 de agosto de 2011
Sinfonía en Manchester (Primera Parte)
jueves, 18 de agosto de 2011
Hubo fútbol: Ganó el Barza con un Messi sensacional
Sí, hubo fútbol. Y durante gran parte de los 90 minutos el partido fue partidazo. Emocionante, bien jugado, con alternativas en ambos arcos, con un Madrid nuevamente retador y avasallante, con un Barcelona conmovedor en la resistencia y letal en la definición. Hubo fútbol y del bueno. Y al final ganó el Barza. Porque todavía sigue siendo un pelín mejor que el Madrid. Y, ayer más que nunca, porque tiene a Messi. Y Messi tiene de hijo al Madrid. Es necesaria esta aclaración, porque a estas alturas se habla más del zafarrancho que se armó al final del partido, cortesía de la patada criminal del Marcelo a Cesc Fábregas, que no era para roja sino para 30 días de cárcel sin derecho a fianza, en donde se involucraron varios jugadores y miembros de cuerpos técnicos, con Ozil, Villa y sobre todo José Mourinho como lamentables protagonistas.
Pero antes de todo eso hubo fútbol. Y del bueno. Especialmente en un primer tiempo jugado a todo vapor, donde el Madrid nuevamente salió a dar la cara, presionando la salida barcelonista desde su misma área, casi en un calco del planteamiento del primer partido de esta final, poniendo al Barcelona contra las cuerdas en su propia casa. Sólo que esta vez los blaugranas pusieron en el terreno su mejor equipo –el mismo que ganó la final de la Champions en mayo-, y nuevamente en su primer ataque al arco de Casillas ya estaban en ventaja en el marcador, gracias a que Messi se disfrazó de Iniesta en el medio campo e Iniesta de Messi en la sutil definición.
Pero el Madrid siguió tozudo en su presión y la misma dio su fruto minutos después con Cristiano Ronaldo rompiendo su racha sin anotar en el Camp Nou. Lamentablemente para los intereses merengues, en lugar de aprovechar el desconcierto blaugrana, tras su gol el portugués mostró su faceta más individualista y se empecinó en tratar de comenzar y concluir las jugadas él sólo. Ante eso, en cada uno de esos arranques, Mascherano y sobre todo Dani Alves, se cansaron de quitarle el balón de los pies, una y otra vez, mientras sus compañeros quedaban frustrados en el área rival esperando el pase que nunca llegó. Y como tres días antes, en la última jugada del primer tiempo otra vez apareció Messi -en una pared en la que Piqué le devolvió la pelota con un taco más propio de un creador que de un defensor- y definió sin inmutarse ante la salida de Casillas, con la pierna que supuestamente no domina. Se iban al descanso otra vez con el 2 a 1 para el Barza.
El debut soñado de Fábregas se produjo en el momento menos deseado, con suplementario a la vista y con el Madrid con mejor resto físico para afrontarlo, aunque antes de eso, tenía la oportunidad, y el envión anímico, para liquidar el partido. Pero entonces apareció Messi. Otra vez Messi. Tantas veces Messi. Fábregas le tocó la pelota y la Pulga en primera pasó a Adriano. Este levantó la cabeza, vio que Lionel arrancó, metió el centro y apareció la zurda genial, única, maravillosa de Messi. 3 a 2. A caja y a cobrar. Barcelona otra vez campeón.
Después se acabó el fútbol y llegó la tangana. Lo de Mourinho linda con lo maquiavélico. En lo técnico, irreprochable. Es de los mejores del mundo y la forma en que el Madrid ha reducido distancia con el Barza es una muestra de ello. Pero en lo demás, ha logrado que jugadores como Casillas y Xabi Alonso luzcan perturbados y abducidos ante su discurso. Que muchos madridistas celebren sus poses, desplantes y discursos y que coreen el nombre de Pepe, jugador que representa la antítesis de lo que se ha sabido llamar el “señorío” madridista. Y ha logrado como no, que también en Barcelona empiecen a pisar el palito. Ahí está Villa peleando con Ozil ayer, están Xavi y Piqué entrando en el juego de las declaraciones y los dirigentes culés, diciendo que es una lacra que hace daño al fútbol. Ahí está la prensa y nosotros mismos: estúpida, pero irremediablemente dedicándole más espacio del debido a este grotesco personaje, en lugar de seguir hablando del triunfo del Barza, la genialidad de Messi, del avance de su propio equipo, el Madrid. En pocas palabras, hablando más de Mourinho que de lo que realmente importa: el fútbol.
Cuidado que si nada cambia y Mourinho sigue pleno de poderes en el Real Madrid, con el mismo discurso y convenciendo a sus jugadores del mismo, habrá un tercero interesado que podría verse afectado incluso más que los dos clubes juntos: el seleccionado español. Aunque los jugadores quieran tapar el sol con un dedo, es más que evidente que cada enfrentamiento, cada declaración, cada acción, va abriendo grietas entre jugadores del Barza y el Madrid. Habrá que ver si Del Bosque puede lidiar con ello y si a pesar de todo, España puede seguir revalidando los títulos obtenidos en Eurocopa y Mundial. El tiempo nos dejará saber.
Salud al Barcelona, campeón 2011 de la Supercopa española.domingo, 14 de agosto de 2011
Primer Round: Real Madrid 2 - Barcelona 2
viernes, 12 de agosto de 2011
Cesc cumple su sueño
Los amistosos quedan atrás: llegó la hora de jugar en serio
El miércoles 10 se jugaron numerosos partidos amistosos internacionales, para desazón y no poca indignación de dirigentes, entrenadores y jugadores, los cuáles se encuentran la misma innecesaria e inoportuna dado que interrumpe la fase final de la pretemporada ad portas del inicio de los diferentes campeonatos. El tema es que con la Fifa por ahora sólo quedar molestarse, hacer de tripas corazón y ponerse a jugar. Así, Francia y Chile empataron a un gol por bando, mientras Portugal con Cristiano Ronaldo a la cabeza se dio un banquete de cinco goles contra Luxemburgo y México y USA empataron a uno, en el debut de Klinsmann como DT de los estadounidenses.
Dentro de los amistosos tuvimos la oportunidad de ver la exhibición de una selección alemana que pasó por encima a un Brasil que sigue sin encontrar el rumbo y sigue dependiendo de sus individualidades, con la lógica consecuencia que cuando éstas no aparecen, el equipo amarillo queda convertido en un grupo de jugadores medrosos y apáticos que están a leguas de transmitir la sensación de invencibilidad que otrora supieron pasear por cuanto campo jugaron.
Da gusto ver jugar al equipo de Joachim Löw por estos días. El de Alemania es un fútbol práctico, efectivo y contundente, pero no por ello aburrido. Por el contrario, al despliegue generoso del líder del equipo Bastian Schweinsteiger –responsable de la asistencia en dos de los tres goles germanos-, y rendimientos altos como el de Hummels, se le unen apariciones refrescantes como las de Schürrle, Kroos, y sobre todo Mario Götze, el talentoso volante del Borrusia Dortmund, que con apenas 21 años es la nueva joya del fútbol alemán y se encargo de demostrarlo con una sólida actuación que coronó con un gol, el segundo de su equipo.
Aunque estamos a 3 años aún del Mundial, por ahora Brasil solamente genera dudas y disgustos a su “torcida”, mientras que Alemania ratifica su condición de potencia y de eterno candidato tanto para la Eurocopa del próximo año, como para el Mundial, torneos estos donde su camino al título solamente pudo ser detenido por España.
Le vienen mal los amistosos a la campeona del mundo, aunque a la hora de la verdad, no ha tenido problemas en ganar los partidos donde los puntos sí valen, en su camino a revalidar su título de campeón en la Eurocopa de 2012. De todos modos peor debe haberle caído este amistoso al Real Madrid y especialmente al Barcelona, que en par de días estarán jugando el primer partido de la Supercopa española (ganador de Liga versus ganador de Copa del Rey) y se encuentran con Albiol, Arbeloa y Xabi Alonso habiendo jugado el partido entero por un lado, mientras que por el otro Piqué y Busquets sentidos y en duda para poder participar de dicho juego. Veremos que ocurre en estos 180 minutos de la clásica rivalidad española; ésta vez el Real Madrid llega con mejores augurios a la luz de sus resultados en sus giras por USA y Asia. Pero, con lesionados, derrotas e incertidumbres en el camino, el Barcelona tratará de demostrar que aún tiene la forma de controlar el ímpetu y la necesidad de victorias de los dirigidos por Mourinho.
El fútbol se pone serio. Y nosotros, agradecidos.
* Fotos de Marca y Getty Images disponibles en Marca