El Core Four: Jeter, Posada, Rivera y Pettitte Foto disponible aquí |
Se acaba una era en el Bronx. La finalización de la
temporada regular 2013 en el béisbol de las grandes ligas, dejó a los
seguidores de los New York Yankees sumidos en una sensación de tristeza y
nostalgia, más que por el hecho de no haber alcanzado la postemporada por
segunda vez en los últimos 19 años, por la despedida de dos de sus jugadores
más emblemáticos de las últimas dos décadas: Mariano Rivera, el mejor cerrador
de todos los tiempos, y Andy Pettitte, el zurdo con más victorias en juegos de
postemporada.
La partida de Rivera y Pettitte tiene un enorme
simbolismo: Junto con Jorge Posada –también retirado el 2011- y el Capitán Derek
Jeter, conformaron el Core Four,
aquel grupo de muchachos que jugaron juntos en las menores de los Yankees a
inicios de los noventas, debutaron en 1995 y juntos fueron parte de la última
gloriosa dinastía de los Mulos, ganadora de cuatro Series Mundiales en cinco
años (1996, 1998, 1999, 2000) y una quinta en el 2009 en aquella serie final
contra los Philadelphia Phillies que permitió que el nuevo Yankee Stadium se
inaugurara con la máxima celebración del béisbol profesional. Con su partida,
apenas queda el ya legendario Capitán, como único sobreviviente de esa era de
éxitos, la misma que siendo cercana en el tiempo, luce por demás lejana a la
luz del presente y futuro inmediato de los Yankees.
Incertidumbre es la palabra que puede definir el
horizonte a corto plazo del equipo newyorkino. Su rotación abridora es una
incognita. Volverá C.C. Sabathia con todas las dudas que ha dejado su temporada
2013 y seguramente Ivan Nova que, aunque evidenció una mejoría en en la segunda
mitad, aun tiene la materia pendiente de ofrecer una temporada consistente. Sin
Pettitte, casi con seguridad sin Phil Hughes y con la incognita del futuro de Hiroki
Kuroda y la salud de Michael Pineda, los Yankees están en la obligación de
construir una nueva rotación abridora para el año que viene.
En el lineup,
volverá Mark Teixeira luego de pasarse todo el año lesionado. Sólo el tiempo
dirá si Jeter podrá volver a ser el shortstop regular o tendrá que
acostumbrarse a la función de bateador designado. En los jardines se seguirá
contando con Brett Gardner e Ichiro Suzuki, y tarde o temprano se definirá la
situación de Curtis Granderson y Alfonso Soriano. Lo del cactcher es otra
interrogante: seguir con la pobre ofensiva de Chris Stewart, darle otra
oportunidad al suspendido Cervelli o a Austin Romine, o buscar en la agencia
libre, esas son las alternativas. No habrá otro Mariano Rivera, pero los Yankees deben tener un nuevo cerrador; es muy probable que David Robertson, dueño de la octava entrada, tenga la oportunidad y la responsabilidad de encargarse de esa tarea a partir del 2014.
Las interrogantes en los Yankees alcanzan incluso a
su cuerpo técnico. El contrato de Joe Girardi vence y en New York intentarán
retenerlo, aunque para ello deberán superar la oferta que se anuncia pondrán
sobre la mesa los Chicago Cubs. De renovar a Girardi, las principales novelas
del invierno serán dos: el proceso legal con la apelación de Alex Rodríguez a
su suspensión por su vinculación al caso Biogénesis, y la renovación del
contrato de Robinson Canó, el mejor jugador con el que cuentan los Yankees en
la actualidad.
Poco puede esperarse respecto de la aparición de
algún jugador de la cantera de ligas menores de los Yankees. Las incontables
lesiones del 2013 dieron la posibilidad a diversos jugadores que no supieron
aprovechar la oportunidad. Por ahí puede esperarse que el 2014 sea
el año de consolidación de jugadores como Nuñez o Phelps, pero esa afirmación se sustenta más en esperanzas y buenos deseos que en hechos concretos. En ningún caso asoma la
figura de algún novato que pueda marcar diferencias como lo hicieron en su
momento los Core Four.
El inolvidable momento del retiro de Mariano Rivera Foto disponible aquí |
En medio de ese panorama, y del desánimo que
envolvía el Bronx con la eliminación de postemporada, hubo lugar para dos
momentos especiales, de aquellos que solamente el béisbol, y los Yankees, puede
generar: la despedida de Pettitte en Houston nada menos que con un juego
completo, y el inolvidable instante en el que el histórico Mariano Rivera dejó
para siempre la lomita, relevado por sus compañeros de toda la vida, Pettitte y
Jeter, derrumbándose a los hombros de ambos y recibiendo una última e interminable
ovación de compañeros, rivales, y del público de un Yankee Stadium a tope que
veía irse junto con el panameño, el penúltimo pilar de los inolvidables Core Four.
Cuatro días antes, en un hermoso domingo de sol
otoñal, Rivera había recibido el homenaje formal de los Yankees: el retiro de
su número -el último 42 del béisbol- para que brille por siempre en el parque de los monumentos del Yankee
Stadium, la interpretación de la clásica Enter Sandman nada menos que por
Metallica en vivo, y la presencia de numerosos miembros de la última dinastía del
equipo, encabezados por el líder de aquel equipo, Joe Torre. La tarde fue todo
un símbolo de lo que acontece con los Yankees: una vez se retiraron del terreno
los campeones del pasado, el equipo del presente fue incapaz de conseguir una victoria
para cerrar con broche de oro un día de homenaje, reconocimiento y celebración.
Se fue Andy, se fue Mariano. Queda poco para que el
Capitán le siga los pasos. Mientras tanto los New York Yankees buscan armar un
nuevo equipo entre la esperanza de retomar el
protagonismo perdido, y los temores que esto apenas sea el inicio de otro período
de sombras y malos resultados, similar a aquella nefasta decada de los ochenta,
lejana en el tiempo, pero ahora muy cercana en el recuerdo.
* "Ayyy... apaga y vámonos"
Frase con la que Ernesto Jeréz, la voz del béisbol de las grandes ligas en español recibía las imágenes de Mariano Rivera al empezar a calentar para entrar a cerrar un juego.